Cuidar la energía, es el nuevo tiempo. Un reto que comúnmente surge en las conversaciones de mi día a día es sobre: “administrar la energía”. Me hace pensar que antes no era así, antes hablabamos más de “tiempo”. Por eso, si hablamos de los recursos personales y de cómo administrar nuestro día a día para buscar el ansiado “balance”; la energía es el nuevo tiempo.
Las conversaciones sobre el sentido y el rol del trabajo, así como la manera “correcta” de vivir en armonía con el diseño de nuestras vidas han cobrado protagonismo desde muchos frentes. Tendencias como: teletrabajo, new work, trabajo virtual, nomadismo digital, ingresos pasivos, trabajo en casa, quiet quitting y muchos temas más, solo son evidencia de la búsqueda de caminos que las personas hemos acelerado para alcanzar nuestras metas profesionales, sin renunciar a la construcción de estructuras personales y familiares sólidas, que nos permitan disfrutar una vida “equilibrada” en nuestros términos, y sobre todo, satisfactoria.
En una primera etapa de despertar, pensamos que la clave estaba en la administración del tiempo, pero las cifras sobre estrés laboral y burnout siguen teniendo más espacio del deseado en nuestra sociedad, dando cuenta de un estancamiento de casi una década en el bienestar y la satisfacción en el trabajo. Los estudios exponen cifras sobre cómo, en 2021, cerca del 60% de los empleados de todo el mundo se sienten estresados y desvinculados emocionalmente de su trabajo, y casi el 20% describe su tiempo en el trabajo como miserable.
Seguimos aprendiendo cómo abordar este tema en nuestras vidas y para lograr cambios masivos, necesitamos acciones personales. Por ello, en una siguiente etapa, enfocamos la mirada hacia la energía, cuando entendimos que nuestra productividad no aumentaba en función del tiempo ni de su optimización. De hecho, extendimos el tiempo y esto terminó alejándonos del balance que buscábamos. Sobre el origen de esta confusión, tengo un pensamiento:
Quizás, el desarrollo de la tecnología nos ha hecho progresar tanto, que la admiración hacia ella esta arraigada en nuestra mente; y en el camino nos confundimos pensando que debíamos parecernos a las máquinas que habíamos creado. En algún punto creímos que nos correspondía equipararnos a ellas en “productividad” o “eficiencia”. Una idea contranatural, proveniente de un sueño malinterpretado en el que éramos parte del cast de Tiempos Modernos.
Volviendo a la Energía, hablamos de, la capacidad de Productividad y bienestar sostenidas en el tiempo. Y así entendida, cobra la mayor relevancia para profesionales y compañías.
Para los humanos, las fuentes de energía están (según los investigadores del Energy Project de Harvard) en: el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu. Y cada una de esas fuentes se recarga con actividades, rituales o hábitos que hacen parte de nuestro día a día.
Algunas claves para trabajar sobre las fuentes de Energía:
- Nivel básico (básico=fundamental, elemental, lo mínimo)
Empezamos por el Cuerpo:
- Dormir. (Ya sabemos que nuestra biología-no tecnología-está diseñada para regenerarse con más de 7 horas de sueño diarias).
- Alimentarse. Desayuno. Almuerzo. Cena. No frente a tu computador, ni respondiendo mensajes con una mano. No importa si estamos solo en compañía, lo importante es estar consciente del momento y su valor.
- ¡Muévete! El cuerpo humano no fue diseñado para pasar horas en una silla. Asegura alguna forma de movimiento en tus bloques de trabajo.
- Respirar. Exhalaciones lentas de 5 o 6 segundos ayudan a recuperarte de emociones negativas y del modo supervivencia.
- Nivel Avanzado (lo que hacen los top performers, además de lo anterior)
Luego la Mente:
- Asegurar tiempo para hacer pausas y relajarse en medio de las jornadas de trabajo (no importa si son solo 10 minutos. Ojalá 20). Puedes leer, caminar, escuchar música, tomar una siesta, tomar una bebida caliente, escribir, respirar o lo que te haga cambiar de frecuencia.
Está comprobado que las pausas intermitentes para estas actividades aumentan la productividad y la sostienen en el tiempo.
Ten en cuenta que la importancia de las pausas está explicada por fisiología. Los ritmos ultradianos son ciclos de 90 a 120 minutos durante los cuales nuestros cuerpos pasan de un estado de alta energía a una depresión (energética/fisiológica), de manera casi imperceptible. Por esto, debes parar si sientes inquietud física, bostezos, hambre y dificultad para concentrarte.
- Establecer horarios realistas y equilibrados en los que haya energía para las actividades familiares y personales durante el día. Y cumplirlos, paso a paso, pequeñas victorias. Te enterarás de que no es algo malo.
- Renunciar al multitasking. Ya sabemos que es mentira (para los humanos. Para las máquinas funciona bien). Si aún no te enteras, chatéalo con alguna IA.
- Silenciar las notificaciones (¡Sin miedo!, ¡Tú puedes! No morirás). La compulsión por responder con inmediatez es simplemente cultural y es criptonita para la productividad y la concentración.
Interrumpir una tarea que requiere enfoque profundo para leer un mensaje incrementa en 25% el tiempo que tomaba hacerla originalmente. Un truco entre CEOs es comunicarles a sus contactos que no responderán de inmediato y que pueden llamarles solamente en ocasiones urgentes. Algunos comprueban que nadie los llama y que sus contactos esperan la respuesta con tranquilidad.
- Cada noche, ESCRIBE el reto más importante del día siguiente y conviértelo en tu prioridad al iniciar el día. La primera hora del día es conocida como la hora tesoro, y si la usas para trabajar en esa acción clave, probablemente a las 10am ya sientas que has tenido un día productivo.
Y luego las Emociones:
- Asistir a retiros de desarrollo personal. Buscar tu Comunidad.
- Haz alguna forma de reflexión propia y consciencia. Encuentra formas de identificar y gestionar tus emociones. De no hacerlo, tendrás drenajes garantizados para tu energía durante el día, cuando experimentes sensaciones frecuentes en el contexto laboral, como el enojo, frustración, ansiedad o estrés.
- Muestra interés en otras personas: una llamada, un mensaje, un café o 10 minutos de conversación sobre aspectos positivos o sobre la vida, compartidos con colegas o miembros de la familia serán una fuente de energía para ambas partes.
- Reframing: evita entrar en conflicto interno por haber dicho o hecho algo de lo que luego te arrepentiste. Y evita enfrascar tu mente en recuerdos y proyecciones cuando algo desagradable ocurre con otra persona. Dale perspectiva a la situación y toma acciones serenas y responsables para controlarla. Cada momento tiene su afán. Lo que pasó, fue. ¿Que haremos mejor, ya?
- Asegúrate de participar en un trabajo que tenga algún punto de conexión con tareas, temas o desafíos que te interesen. La falta de propósito y significado es otro drenaje seguro para la energía y la atención.
¿Cómo empezar?
Es cierto que aún encontramos barreras culturales por derribar para poder lograr nuestro máximo potencial de energía. Sin embargo, podemos aprovechar que la lista de opciones es larga y comenzar por lo más fácil de alcanzar. Aquí una guía corta de cómo hacerlo:
- No es necesario esperar el colapso. Puedes hacerlo desde hoy.
- Conoce tus ciclos. Puedes instalar una app para monitorear tus ciclos de energía o usar herramientas más sencillas. En este video te enseñan a programar un archivo de Excel y las alarmas de tu celular para registrar tus horas más productivas. En cualquier caso, solo debes establecer una escala, registrar tus niveles de energía durante el día.
- Identifica tus fuentes de recarga: deporte, tiempo en familia, hobbies, reuniones de lluvia de ideas, etc; así como cualquiera de los asuntos listados en los clústers de Cuerpo, Mente y Emociones. Incluye el componente espiritual, de acuerdo con tus prácticas y afinidades.
- Programa tu día según tus ciclos de energía y tus momentos de recarga.
- Interpreta y maneja tus ciclos: observa patrones, acciones o eventos que impactan tu ciclo y dale tiempo a la estadística para hacer lo suyo. En menos tiempo del que crees, empezarás a conocer tus mejores momentos y necesidades.
¿Cómo tener éxito?
La consistencia en los hábitos a través del tiempo es, primordialmente, lo que distingue a los que logran grandes resultados en su vida de los demás. Pequeñas acciones, que en el tiempo suman de manera acumulada a tu favor.
Mis pensamientos …
La cultura del trabajo ha evolucionado de un modelo extractivo (tiempo, resultados, conocimientos) hacia un modelo de generación recíproca de valor en el que se hacen cada vez más esfuerzos para el desarrollo de las habilidades y competencias para motivar y retener el talento.
El problema con ignorar la gestión de nuestra energía radica en que su manejo inadecuado no solo afecta nuestra eficiencia y productividad, sino también nuestra capacidad de enfoque, atención y manejo de emociones; ya que trabajar sin parar nos ubica en una posición que ignora la fisiología de nuestro cuerpo.
Estas estrategias no son exóticas para compañías como: Ernst & Young, Google, Sony, Deutsche Bank, Nokia, ING Direct, Ford y MasterCard, que se han esforzado por evidenciar y accionar sobre que la gestión inteligente de la energía personal de sus equipos produce resultados como el cumplimiento de metas comerciales, el mejoramiento de las relaciones con los clientes, el compromiso con el trabajo y la satisfacción personal, entre otros.
Aunque es cierto que no todas las compañías están dispuestas a experimentar una renovación en su modelo mental sobre cómo abordar la productividad y la retención de personal desde esta orilla, los avances tecnológicos y las tendencias en la cultura de trabajo, marcadas fuertemente por la Pandemia, podrán acelerar la disposición para buscar mejores maneras de fomentar una cultura de desempeño sostenible basado en el bienestar personal.
Algunas lecturas que me han llevado a profundizar en esos pensamiento son:
McKinsey’s Article: How CEOs can manage organizational and personal energy
HBR’s article: 4 Ways to Manage Your Energy More Effectively
Informe de Gallup: State of the Global Workplace: 2023 Report
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@andreherca
